Seráfica se compró un loro y le enseñó a decir “mamá”. El loro, que había pasado tres meses licenciándose en…
Las mujeres somnolientas, despiertan a tocar a duelo Ya se llevan a Don Juan, por el sendero…
La llave que se encontró Roberciño de los Alcatraces, inserta en un collar de cuentas de oro, apenas…
Bajé del árbol, pues ya en la rama, el viento clama, muy mal pensé. Anduve en tierra, con un pijama,…
Desamparada por el vino, que hasta entonces nunca había probado, María de las Virtudes, junto con los amigos que la…
Imbele el cañón, apagadas las velas, quiere decirme,!señor!, ¿por qué mi mujer recela? Así cantaba al amor, quien del barco…
Cuando cometo un dislate, con frecuencia, un error o un disparate, no exento de equivocación humana, el compendio de todas…
Doña Constanza me contó que Manuel, su marido, murió porque no tuvo arrestos para enfrentarse a una, creyó, insuperable desgracia….
¡Señor! ¿Por qué este complacerme en lo que me duele? ¿Por qué la angustia de todos los días? ¿Por qué…
DE TIEMPOS Repetí tanto la caricatura de mi mismo, que sin darme cuenta, fotografié mi rostro en cada una de…
Es la juventud, liviana y pecadora, sangre contenida y bullente, confundida en el umbral silente, soberbia demostración de lo que…
Si, los cánones son estos, los que son y los que hay. Yo, Aníbalix de Benteosa, lejos,…
Bienvenida la estrella que me alumbra, el agua del mar que me acaricia, la sal de la sed…
Entró Al Spa con siete ideas, siete pecados capitales, decía, traduciendo así la importancia que…
Vestido de sueños, pasaré a la eternidad, allí donde dicen que vive, perpetua la felicidad. Como quien llega postrero,…
De Protasio Casindón de la Buena Mesa, decían cuantos médicos le habían atendido que moriría inmerso en su gordura…
Sirena que llora la esperanza perdida, océano que late en el color de tus ojos, dime, si…
Callado era Sepulvino, tanto, que muchos de cuantos cerca de él vivían, pensaban con razón que era…
Hunde, en el silencio del alma, la raíz sus brazos retorcidos, fuente es la carne de todos los…
De las risas de los demás alumnos, el maestro don Diodoro salvaba a Doroteo. Decía de él…