Por el pecado mido la distancia
de tu presencia, Dios, de tu presencia.
Y me duele, Señor, duele tu ausencia,
devorando la paz desde la infancia.
Sentirse lejos tiene la importancia,
de añorar tu caricia y tu clemencia
y de saber, Señor, que tu paciencia,
presta está en disculpar mi extravagancia.
¿Cuándo vuelves, Señor? Vete llegando,
si quieres a través de esta tortura,
que es el dolor la pena de ofenderte.
En el camino te estaré esperando,
es arriesgado, solo, esta aventura,
de luchar y morir hasta tenerte.
Comments by José Luis Martín