Hizo de la luna el poeta,
bello canto a la armonía,
al encerrar la palabra,
en sonetos y malvasías.

Los guardo en el corazón,
y los recito radiantes,
lo mismo cuando estoy triste,
que cuando rio los hallazgos,
en sus versos relevantes.

Poetas de hondo sentir,
cuando volverán a nacer,
otros que puedan igualarles,
en la sonoridad de su hacer.

Ramón fue su nombre,
Jiménez su apellido,
con Platero conquisto,
hacer de su vida un mito.

Era García y era Lorca,
la poesía que por sus venas,
se despeñaba y corría.

Los Machados fueron hermanos,
de la música que a los vientos,
en ráfagas los dos lanzaron,
sembrando con tales ripios el aire,
para hacer de sus existencias,
cantos sonoros y alegres esparcimientos.

Y no sigo que hasta mil,
pudiera hasta aquí traer,
poetas y sus sonidos,
aquellos que supieron extraer,
a lo largo de sus vidas,
cestas de flores,
ramilletes de amapolas,
regalos que Dios les dio,
para en la Tierra vivir,
llenos de ricos amores,
quise decir, sabores.

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