Sobre los muslos de su amada,
amor, dolor,
escribió el sátiro la poesía.
Con la sangre de su alma,
ay dolor, amor,
estampó el punto final.
Anabeta miraba su pubis,
amarillo y verde,
de color de rosa y estambres,
ay dolor, ay amor.
Y todo le parecía prosa.
El sátiro escribió la vida
y la rubricó de llanto.
Anabeta se reía,
ay, amor,
mientras de lágrimas sus ojos,
cuencos de latón, cegados.
La sangre tachó la letra,
borrados fueron los muslos,
como errantes cometas.
Solo en el pecho la crecen,
dos manantiales de arena,
Comments by José Luis Martín