Es la juventud, liviana y pecadora,

sangre contenida y bullente,

confundida en el umbral silente,

soberbia demostración de lo que ignora.

Volvería a nacer, si bien pudiera,

cumpliendo así en el camino la tarea,

para que nadie se olvidara y se perdiera,

ni aún la muerte en la triste espera.

Entre el feraz verdor de la vida plena,

y la feroz decrepitud, vejez ajena,

existe un jardín de rosas lleno,

que a aliviar vine compasivo mi pena.

Si corriendo en pos del ser que soy,

olvidase cuanto percibe la existencia serena,

mejor me quedo, en el lugar que estoy.

Related Posts with Thumbnails