Vino el pájaro y se posó en la rama,
yo le dije,
imitando su canto con palabras,
con grandes y pequeños murmullos de los labios,
con gestos amables de mi cara.
Cantó él entonces,
y me dijo,
ríe siempre,
y ama,
volarás como yo,
en el aire o en el agua,
que para ello solo se necesita,
un poco de voluntad,
y mucha gracia.
Desde entonces hablo a los pájaros,
los que vuelan en el cielo,
o se posan en las ramas,
mas ninguno ahora me escucha,
que sordos se quedan ante mi llamada.
Dicen las gentes,
que estoy loco,
porque canto sin palabras,
porque río en la mañana,
y en todo momento tengo,
de ardor traspasado el alma.
No, no estoy triste,
que la esperanza siempre gana,
un día vendrá,
con la aurora el alba,
trayendo entre sus manos,
el pájaro que me canta,
ese que yo espero,
para alegrarme el ánima.
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