Debajo de aquel nogal,

hice examen de conciencia,

que de poco me sirvió,

cuando la mora manchó,

sin respetar mi agonía,

la blanca camisa que lucia.

 

Y es que al otro mundo se va,

con alegría,

sin mácula que desdiga,

el paso por este mundo,

tras cometer mil tropelías.

 

Porque fui feliz hasta el instante,

cuando tú te negaste a hacer,

aquello que yo más quería,

para creerme importante.

 

Sin bagaje que llevarme,

en el camino de vuelta estoy,

espero que no me eches de menos,

ahora cuando de verdad me voy.

 

Allí hablaré bien de ti,

que otra podría hacer,

si cambiarnos en el mundo es,

chaqueta vieja puesta al revés.

 

Espero verte pronto,

me angustia dejarte aquí,

sé los peligros que corres,

por eso no me quisiera ir.

Mas quien dispone lo ordena,

y a mí solo me queda,

obedecer al que manda,

que para eso está ahí.

 

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