Pídeme el mundo,
y yo te lo alcanzaré,
pídeme la vida,
y yo te la regalaré.
Mas nunca de tu boca salga,
aquello que no puedo hacer,
por encima de mi alma,
ninguna cosa puede valer.
De aquí para allá corro,
cual galgo del ramal prendido,
can soy de tus deseos rendido,
cosa que te produce placer.
Cúlpame de todos tus males,
Florinda, buena mujer,
porque tú nunca sabes,
cuanto alcanza mi querer.
Es por eso que me arrepiento,
del día en el que te conocí,
tú advertiste solo la sombra,
del hombre que quise ser.
Comments by José Luis Martín