Se fugó de la cárcel para hundirse en el mundo.
La soberbia del tonto está amparada por su ineptitud.
El miedo y el fracaso no van juntos; al primero le sucede el otro.
Estamos errados. La muerte no es la liberación de la vida, es su continuación.
Negar la evidencia con propiedad, es un paso decisivo para aprobar la
asignatura política.
Miró tan alto que su alma paso por encima del horizonte.
La esperanza es el resquicio que queda después del ultimátum.
No son los ciegos quienes confunden las noches y los días, son los recuerdos
que se amontonan.
El silencio sin alma conduce al hombre a aberraciones sin cuento.
De haber sabido la hora de su muerte, aquel atleta hubiera saltado sobre ella.
La risa confiera al hombre carta de naturaleza, mientras ridiculiza al tigre.
El hombre busca ser un tigre, el tigre no desea ser un hombre.
El placer honra a quien lo regala, no a quien lo compra.
El placer comprobado es la felicidad en tiempo de rebajas.
El subterfugio de la felicidad ha permitido que el hombre se perpetúe.
Mirando la profundidad de una tumba llegamos a pensar en la entelequia del
cielo.
De ser fluido eléctrico la energía que transmite la mano de un niño, el adulto
que lo recibe podría convertirse en lucero.
Tanto da andar en esta o en aquella otra dirección, todos los caminos termina
en el mismo lugar.
La óptica del optimista ha partido del mismo lugar de donde surge el
pesimismo.
Un dictador que muere en su cama habla del desprecio de sus subordinados.
La pudibundez, disfrazada de mojigatería, expresada con radicalismo, habla de
experiencias que no quieren repetirse.
Comments by José Luis Martín