Por dos segundos, Liberto Troncho no fue padre casado. Cuando el señor cura le iba a preguntar si quería hasta la eternidad a Exuberancia Privada, la novia que le acompañaba en el altar, esta, de forma inesperada se derrumbó como nube de granizo sobre las losas de la iglesia.
La joven Exuberancia había roto aguas.
Liberto, por segundos, dos acaso, no fue padre casado. Más su responsabilidad, el sí acordado con su novia modelo XL, hizo que se recuperara de su sorpresa y aceptara a Tintín Troncho Privado. Se hizo padre voluntariamente, hasta responder por derecho y sin vergüenza alguna a las preguntas formuladas con intenciones torcidas.

– Y tú, ¿Troncho, no te enteraste de que aquella gordura era la respuesta a su embarazo?

Y Tronchito respondía que Exuberancia había concebido por el mero hecho de haberle conocido.

– Y tú, Exu, ¿qué viste en Liber para enamorarte?

Y la mujer respondía desde su opulencia de bella modelo XL

-Su ligereza.

Aunque casados y con hijos, felices en suma, Exuberancia y Liberto nunca se conocieron, tan sólo se amaron.

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