Lo que escribo en la noche,
el ángel de la guarda,
lo corrige maestro,
al despuntar el alba.

Por ello entiendo que mis poesías,
te han de llegar pletóricas al alma,
cuando solo es el alado,
el que con su saber completa,
pues reescribe ahíto y dechado,
lo que en ciernes yo garabateo,
buscando aquello,
que a ti te satisfaga.

Soy aprendiz, acaso escolar,
ni eso, según,
quien conmigo venga al orbe de las hadas,
porque en ellas me recreo,
y con ellas narro,
lo que le ocurre al mundo,
y a mi me pasa,
todo cuanto a mi pensamiento llega,
para que tú me entiendas,
porque adivinanza escribo,
para que cuando despiertes,
al tiempo que transcribo lo escrito,
tú me comprendas,
y de mi hagas excelso poeta,
el hombre que ensalzas.

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