Que ya son las diez,
mira a este mundo,
nunca lo veas al revés.

Contempla la realidad,
tal cual es,
nunca confundas,
las témporas con el ayer.

Es mejor vivir feliz,
aunque las circunstancias sean,
complicadas de entender,
u ofensivamente feas.

Josefina se enteró,
en su añoranza supina,
cuanto Felipe la quería,
por más que fuera su prima.

En la aurora la tenía,
cogidita de la mano,
y ella sola se reía,
mientras él, por casquivano,
estaba pensando en otra,
con la seriedad del ufano.

Pobre y feliz Josefina,
tener, como ella tiene,
a su primo amortajado,
que vino la parca luego,
y se le llevó temprano.

Ya Felipe en el talego,
descansa sus amoríos,
ya Josefina se afana,
cantando sus desvaríos.

El hijo que los dos tuvieron,
y al que pusieron Joslipe,
por aquello de tener,
los genes al cien por cien.

Con el tiempo Josefina,
mirando la viva imagen,
del que fuera primo amante,
a este le perdonó,
en el día que conoció,
al que le sustituyó en adelante.

De haber Felipe perdurado,
en la vida y en la muerte,
a buen seguro hubieran llegado,
a las barricadas y a los frentes.

Por eso gracias se dan,
a la divina providencia,
de llegar exacta al minuto,
antes de fraguar contienda

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