Se muere de amor.
dice:
Déjame llorar,
vengo de pena transido,
déjame llorar,
roto traigo el corazón herido.

Esto dijo Ruperto a Lucía,
mientras suspiraba recio,
por ver si en las entrañas le hacía,
pagar con dolor su desprecio.

Por necio Ruperto tenido,
luciérnaga le engaña astuta,
como si directora fuera,
manejando la batuta.

A todo el muchacho implora,
cual si fuera magdalena,
que no encuentra otro sitio,
donde quitarse las penas.

Al fin el hombre se marcha,
no sin exclamar primero,
que todo cuanto le ocurre,
la culpa es de un te quiero.

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