Escondo del mundo el sentimiento,
asustado por su desdén irónico,
como si lacra o pecado fuera,
dolerse tanto del calvario ajeno.
Duéleme el llanto, tan dentro,
que explota en lagrimas, sin miramiento.
Y tanto me confunde su alegría,
como desazón me causa su descontento.
Está el hombre de ignorancia hecho
payaso de burlas y desencuentros,
pobre fantasma de soberbia lleno,
errante sin fin busca lo que lleva dentro.
Apéname el infortunio del prójimo,
su resbalón en la carrera,
y tengo, por tan blando el corazón,
que todos sus hechos sin amor me laceran.

Comments by José Luis Martín