Tuve yo un caballo alado,
que en las noches paseaba,
cuando al prado lo sacaba,
del ramal muy bien atado.
Fue un regalo de mi ex,
que viéndole, lo bien trotar,
a su amado quiso dar,
un presente por probar.
Con él los cielos crucé,
con él la gloria alcancé,
y tuve la dicha de ver,
como el orbe a mis pies,
pequeño se hizo al pasar.
Montado en él yo me fui,
camino arriba hasta llegar,
a la cima y coronar,
las cúspides que recorrí.
Nunca bastante agradecí,
el regalo que me hizo,
alguien que obligación no tenía,
de dejarme en este mundo,
con la cabeza vacía.
Por eso y no otra cosa,
agradezco el presente,
y le doy gracias a ella,
ahora que se encuentra ausente.

Comments by José Luis Martín