Sustentaste mi mundo, el mundo,
mundo este mío pegado a los zapatos,
herido y hasta muerto a hachazos,
sólo porque tú, a veces, decías sí,
a veces, no.
Alzaste mi mundo y lo bajaste,
todo igual.
Ahora brilla el sol. Tú, mi dios.
Ahora es sombra, dijiste,
y yo vi sombra, lluvia, viento,
ojos, ojos. Los tuyos.
Después no vino nada,
también tú.
Nada, nada, nada,
repetí.
Luego dije, tú, tú, tú…
y se me olvidó el nombre…
las cosas y los objetos brillantes
y empecé a decir:
yo, yo, yo…
Comments by José Luis Martín