Se llama mi amor
y es apenas una niña.
La llamo y es mí ser,
por ella es por la que vivo.
Vivo sí en ella,
ajeno a cuanto pasa,
habito en su risa,
y es su pesar mi tristeza.
La llamo y me mira,
la beso y me huye,
el juego eterno,
del niño y el viejo.
La oigo cantar,
por más que en silencio esté,
que todo es risueño,
el sueño del despertar.
Hoy viene a su casa,
para llenarla, vacía como está.
Hoy entrará, como si hubiera salido,
la ensoñación interminable de la imaginación.
Volveré a mirar en sus ojos,
y en ellos como si el mar fuera,
nadaré mecido por la felicidad,
la gloria que regala conmigo.
¿Sabes?- Sólo una cosa me llena de pena,
la certidumbre de perderte,
y más, mucho más,
que sea yo la causa de tus lágrimas.
No soy un loco, sino un cuerdo,
que en la última vereda del camino,
siente como propia tu existencia
y no poderla disfrutar entera.
Quiero tu recuerdo ahíto,
de aquellas canciones y aquellas sonrisas,
que en la marcha las oiga
y en ellas cante yo,
como si gloria fuera,
compartido dúo contigo.

Comments by José Luis Martín