Para ver tu cara,
encendí una vela,
la luz temblaba,
como si en verdad no quisiera,
alabarme el gusto,
para que yo no te quiera.
A la vela le dije,
si solo a la sombra vences,
porqué te opones a mis deseos,
cuando agradecida debías de estar,
por haberme dado el capricho de encenderte.
Y es que nada bueno se puede sacar,
de las cosas sin espíritu, intrascendentes,
es mejor componer poesía,
bajo el influjo de la luna,
aquella que llevamos en el alma,
este sol que irradia luz,
mientras sobre el papel se escribe,
con roja tinta imperecedera,
amores locos en serena calma.

Comments by José Luis Martín