Tan grande es la cama en la que duermo,
que en ella, solo, me pierdo,
la almohada está vacía,
y el mismo espejo en el que me reflejo.
Ya los sueños perezosos se resisten,
a volar sin bridas, libres,
caballos que al amanecer,
como si pájaros fueran,
en silencio pían, sin ruido callan,
pugnando hueros por nacer al día.
Así es la contradicción mayúscula,
que al tiempo quiero y es deseo,
que cuanto pienso ya sea,
blanco y negro,
verde y azul,
o con el mismo color del cielo.
Lejos lo siento en el corazón,
como brutal puñalada al viento,
que partiera de golpe el raciocinio,
y amasara cruel el sentimiento,
pues es con las lágrimas que produce el amor,
con las que pinto el techo de mi vida.

Comments by José Luis Martín