Bajo la lluvia,
los recuerdos afloran,
como olas de agua sin sal,
lagos que en la memoria,
lloran tristes, memorias del mar.

Sobre la arena de la playa,
allí donde el mar riela,
y alza en honda catarata,
mil gemidos, una lágrima,
y aquel deseo por toda vela.

En el barco yo te dije,
pensando que eras soltera,
si a bien tuvieras quererme,
hasta concluir la vida entera.

Fue el silencio despedida,
sus ojos bellos poemas
negaron sin comentar,
pensando en como la vida,
nos impide desembarcar.

Tristes son pues los adioses,
los que se dan al zarpar,
aquellos que se prodigan,
quienes nunca se volverán a encontrar.

Que aún mirando al mismo lugar,
ninguno de los dos podrá en la vida,
encontrar el lugar para soñar.

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